sábado, 3 de marzo de 2012

8 CLAVES PARA ENFRENTARSE A SUS MIEDOS.

8 CLAVES PARA ENFRENTARSE A SUS MIEDOS.


        La mayor aliada del miedo es nuestra propia mente. Pero a la vez, es la mejor herramienta para desarticularlo:
1.- Distingue los miedos.
     El primer paso es no confundir los miedos amigos con los miedos enemigos. Los miedos amigos te advierten del peligro para que te pongas a salvo, para que te libres de la amenaza y no para que caigas en sus manos; te preparan para una situación determinada. Los miedos enemigos te disuaden de que luches y, además, te debilitan y desaniman.
2.- Tú no eres tu miedo.
     Debes tener en cuenta que el miedo tiene sus artimañas. Una de las más insidiosas, cuyo fin es debilitar nuestra fuerza, es que nos identifiquemos con él y nos sintamos avergonzados. Cuando asumimos nuestros miedos como un rasgo negativo de nuestra personalidad nos condenamos al silencio, al secretismo y, como consecuencia de esto, no buscamos ayuda. Tienes que pedir el mismo respeto por tus miedos que por tus dolencias físicas.
3.- No colabores con él.
    Además de esconderlos, también tendemos s alimentar nuestros miedos. Todos podemos colaborar sin darnos cuenta: el miedo es invasor y como tal tiende a hundir o anular a quien lo padece. Puede apoderarse de la conciencia entera del sujeto y alterar sus relaciones.
    Conviene por ello que lo aísles de tu dinamismo mental. No intentes justificarlo. No puedes decir: “hoy no voy a esa reunión porque va a ser muy aburrida”, cuando deberías reconocer: “no voy porque me da miedo la gente”. No puedes decir: “No vale la pena reclamar una cosa tan boba”, cuando en el fondo lo que estás pensando es que no sabes cómo hacerlo o no te atreves.
4.- Adopta una posición activa.
     Una vez que son conscientes, debes declarar la guerra a los miedos enemigos que han invadido tu intimidad. Hay que movilizarse, es decir, afrontarlos activamente. Tienes varias opciones para hacerlo.
5.- Fortalece tu cuerpo.
     La solución para luchar contra el miedo es disminuir el peligro o aumentar los recursos naturales. En primer lugar tienes que preparar tu organismo para la batalla. Esta demostrado que el ejercicio físico es un antídoto contra las sensaciones que provienen de él. Entre otras virtudes, aumenta la tolerancia al esfuerzo. No olvides que las personas con tendencia a la angustia suelen eludir el ejercicio físico.
6.- Sé tu propio entrenador.
     Los entrenadores saben muy bien que el atleta debe animarse a sí mismo antes de realizar un ejercicio o hacer un esfuerzo. Y los terapeutas más conspicuos insisten en preguntar a sus pacientes, qué piensan de la terapia que reciben. Saben que una actitud displicente o unos comentarios acres o devaluadotes van a limitar la eficacia del tratamiento.
7.- Debilita al enemigo.
     Critica las creencias en que se basa el miedo. Desenmascara sus jugadas de farol. Búrlate de él. Desarrolla el sentido del humor para desactivarlo. Aprovecha todo lo que sabes para hacerle daño. Tienes que convencerte de que no es tan importante. Exponte gradualmente al miedo.
8.- Busca buenos aliados.
     Es difícil combatir el miedo solo; y si esto es patológico, imposible. Busca consejo, y ayuda de personas competentes. Busca también a quien pueda darte ánimo cuando estés desalentado. Las redes de apoyo afectivo son la mejor solución a muchos de nuestros problemas, incluido el miedo.

CONVERTIR EL MIEDO EN CORAJE.

CONVERTIR EL MIEDO EN CORAJE.


      Existe un miedo con mayúsculas, esa sensación de peligro que empuja a ponerse a salvo. Pero existe también el miedo infundado y pequeños miedos cotidianos que parecen poco importantes y, sin embargo, resultan paralizadores: miedo a decir “NO”, a defraudar a la gente, a opinar…
      De todas las emociones que amargan el corazón humano -y son muchas-, la gran familia que forman la angustia, la timidez, la inquietud, el temor, la vulnerabilidad, etc.
Es la que más preocupa. Hobbes, filósofo inglés escribió una frase terrible, que podríamos asumir todos: “El día que yo nací, mi madre parió dos gemelos; yo y mi miedo”.
    Conocer el mecanismo de los miedos puede ayudarnos a resolverlos o, al menos, a tenerlos bajo control. La pregunta sería ¿Qué puedo hacer con mis miedos?
~ MIEDOS APRENDIDOS.- Hay unas personas más miedosas que otras. Hay individuos que viven en un estado de ansiedad continuo. Hay personas tímidas y personas atrevidas ¿De dónde proceden de esas diferencias? ¿Son innatas o adquiridas? ¿Hay una predisposición para el miedo?
      Se ha descubierto que hay temperamentos vulnerables a la ansiedad, niños que nacen con una “afectividad negativa”. Parecen dotados de antenas para captar los estímulos peligrosos o perturbadores del entorno. Ahora se saben que estos se pueden combatir.
     La mayor parte de los miedos se aprenden y también se pueden desaprender, por eso conviene conocer sus modos, variaciones y múltiples rostros. Hay miedos normales y patológicos, y se diferencian por su intensidad.
    La timidez excesiva se convierte en fobia social, que es un trastorno severo. La preocupación por la salud, puede derivar en hipocondría. La higiene compulsiva de lavarse las manos es fruto de un miedo irracional.
    Conviene no olvidar que esos miedos exagerados, se dan en personas que en todo lo demás pueden ser muy inteligentes y sensatas. ¿Por qué entonces llegan a esos extremos?
Todas las emociones son útiles. El miedo es la emoción provocado por la presencia de un peligro y nos sirve para ponernos a salvo. Se convierte en un problema cuando lo sentimos aunque no haya peligro real o cuando dura demasiado tiempo o es muy intenso.
    A veces nos atenaza un miedo sin que haya una amenaza real. Es una ansiedad que no sabemos explicar, que nos “encoge el estómago”, esta es la angustia. Quien la sufre se siente asustado continuamente, como si esperara un mal que no sabe precisar. Junto con la depresión - con la que está estrechamente relacionada-, es el malestar que más gente lleva a las consultas médicas y psicológicas.
    Ambas son experiencias demoledoras.
~ TEMORES COTIDIANOS.- Estos pueden amargarnos la vida: ejemplos.
    Hay un miedo especial a tener que adoptar una postura firme ante otras personas para mantener las propias ideas, expresar las necesidades o sentimientos, reclamar lo derechos; es la timidez de la víctima que puede manifestarse de muchas maneras. Es incapaz de negarle algo a alguien, reclamar una deuda, expresar el desacuerdo, protestar ante un comerciante. Un caso muy frecuente es el miedo a decir “NO”. Las personas que lo sienten son presa fácil de vendedores, a los que no se atreven a desairar, por eso prefieren comprar en supermercados o grandes almacenes, donde pueden mirar sin ser acosados por el empleados.
    A veces el miedo a afirmar los propios derechos se reducen a unos temas específicos, por ejemplo el dinero.
~ CUANDO CUESTA AFIRMARSE.- En este grupo de miedos a tomar una postura firme podemos incluir otro temor: la dificultad de decir adiós, de terminar una relación, personas que no saben despedirse. Es cierto que mucha gente prolonga excesivamente las despedidas; les acomete, per se, un temor a ser brusco, a ser descortés, a no encontrar la palabra justa. Además, no comprenden bien que la educada y tibia protesta de los anfitriones -no os vayáis tan pronto-  no es una invitación a quedarse, sino una fórmula ritual.
    Algo parecido les sucede a muchas personas en sus relaciones afectivas. Hay muchas parejas que su relación se estira como una goma elástica sin que ninguno se atreva a cortar. Decidir es siempre “cortar” y hay un cierto miedo a hacerlo, que no es claramente explicable. Si investigamos a fondo, se comprueba que puede haber varias razones: por no hacer daño, por no alterar su imagen, por temer la reacción de la otra persona, por no saber que decir después de decir adiós, etc.
    En muchas ocasiones no se trata de una preocupación ante el hecho en sí de la separación -porque el protagonista querría que ya hubiera pasado y sentirse libre- sino al primer enfrentamiento. Por eso puede resultar más fácil hacerlo por carta, lo que da lugar a situaciones que serían cómicas si no fueran trágicas.
    En el fondo de estas situaciones suele estar el miedo a defraudar a la otra persona. Esta es la razón más poderosa. Y este miedo a dañar la imagen que tengo de mi se basa en la idea de que mi integridad, mi identidad y mi dignidad dependen de la evaluación de los otros, implica que mi juicio sobre mi mismo dependen del juicio ajeno, y no sólo del juicio de alguien significativo, sino de cualquier persona.
~ EL VALOR DE UNO MISMO.- En estos casos hay un desajuste de algo necesario: el aprecio de los demás. Esta dependencia es tan exagerada que produce una anulación del valor intrínseco, sacrificado a la evaluación exterior.
    Hay personas que pueden decir que nunca han sentido envidia o celos o agresividad, pero no hay nadie que pueda decir que no ha sentido miedo.
    La especie humana es la más miedosa de la naturaleza, porque a los miedos reales añade los miedos imaginarios, lo que produce muchas desdichas que podrían evitarse. Desactivar estos miedos creados es primordial si queremos vivir una vida feliz y digna.

CUMPLIR TUS DESEOS.

CUMPLIR TUS DESEOS.


      A veces no nos damos cuenta de que estamos postergando lo que más queremos en la vida hasta que la realidad nos lo recuerda de forma inesperada. En nuestro interior se encuentra la varita mágica que nos permite cumplir esos deseos.
CONTACTAR CON TU MAGO INTERIOR.
~ CONFIA EN TUS RECURSOS.
  Confía en tu fuerza interna que te anime a actuar, es el primer paso para cumplir tus deseos.
~ REBOBINA LA PELÍCULA.
   Establece que deseos conscientes o inconscientes no has podido formular. Determina si estos deseos fueron desechados por improbables o imposibles de realizar.
~ DECLARA TUS DESEOS.
   Enuncia en voz alta que esos deseos existen y pídele a tu “mago Merlín” que te los conceda.
~ PRECISALOS.
   Fíjate en cómo formulas tus demandas porque tu “mago Merlín” es muy literal y se ciñe a lo que expresas, por ejemplo, si tu demanda es: “Quiero cambiar completamente mi vida”, puede cambiar todo de lugar provocando un caos espectacular.
~ PON ATENCIÓN A LOS MENSAJES.
   El “mago Merlín” suele responder a través de señales que sólo las personas dispuestas a emprender el camino del autoconocimiento saben reconocer. Si estas atento las reconocerás. 

SUPERAR LOS CELOS.

SUPERAR LOS CELOS.


    Los celos suelen ser unos problemas muy profundos causados por: la falta de autoestima. Recuperarla es la clave para confiar.
AMAR CON CONFIANZA.
~ VELAR POR LA AUTOESTIMA.
   Existe una clara relación entre la desconfianza hacia los demás y la falta de seguridad de uno mismo. Cuanto más profunda sea tu inseguridad, mayor será también la intensidad de tus celos.
~ SABER ESCUCHARNOS.
   Hasta la persona más madura y serena puede pasar por un periodo o situación de celos. Si esto ocurre, debes buscar en qué aspectos te sientes inseguro y trabajarlos.
~ BUSCAR SOLUCIÓNES.
   Los celos que son verdaderamente conflictivos se mantienen en el tiempo y ocasionan verdadero sufrimiento a quien los padece, además de poner en riesgo la relación de pareja. La herida en la autoestima es muy profunda y, en la mayoría de los casos, es anterior al vínculo de pareja. Lo mejor es buscar ayuda terapéutica.
~ PRESUPONER LA INOCENCIA.
   En el marco legal, es necesario demostrar la culpa ya que la inocencia se presupone, no puede ser demostrada. Entonces ¿porqué reclamarle esta demostración a nuestra pareja?
~ EVITAR EL AUTOENGAÑO.
   Algunas personas se niegan a ver que su pareja les está siendo infiel y se autocalifican de celosas. Es mejor afrontar la realidad, porque esconderla sólo generará una frustración creciente que acaba por debilitar todavía más.